domingo, 1 de febrero de 2009

LOS PROBLEMAS DE LA MAR: LA VIA DE AGUA DE LA FRAGATA BELLE CREOLE EN SU NAVEGACIÓN ATLÁNTICA (AÑO DE 1856).

LOS PROBLEMAS DE LA MAR: LA VIA DE AGUA DE LA FRAGATA BELLE CREOLE EN SU NAVEGACIÓN ATLÁNTICA (AÑO DE 1856).

Junto con las connotaciones económicas de la navegación marítima en el Atlántico, existe un lado humano, una historia cualitativa y afectiva, que no solamente tiene en cuenta el riesgo de la carga que transportaban los navíos, sino también la vida de la propia tripulación.

Entre los protocolos del escribano don Manuel Sánchez, legajo 2215, del año de 1856, entre los folios 1047 recto y 1049 vuelto, custodiados en el Archivo Histórico Provincial de las Palmas “Joaquín Blanco”, se encuentra un documento que describe las penalidades que sufrió la tripulación y los pasajeros de la fragata francesa “Belle Creole” en su travesía desde el puerto de Marsella (Francia).

Su capitán, don Luis Nicolás Argentery, conocedor de los problemas legales que tendría por el deterioro de la carga, con los perjuicios que se le ocasionaban a los que habían pagado los fletes; acompañado por el consignatario y traductor don Luis Jobard, realizó una declaración jurada, como máxima autoridad del barco, describiendo las peripecias de la travesía, con el claro objetivo de hacer uso del documento en los pleitos que pudieran derivarse de los daños ocasionados por la vía de agua que afectó a la “Belle Creole”.

La fragata había zarpado el día 29 de junio de 1856, a las nueve de la mañana desde el puerto francés, con mar suave y tranquila (tiempo bonancible). En todo momento, el capitán describe la derrota o rumbo que llevaba en su navegación la “Belle Creole”.

Tres días después de la navegación, el día 2 de julio, a las cuatro de la mañana, alcanzaron la costa de Cerdeña. Amuró la nave a babor, por el costado izquierdo de la embarcación mirando de popa a proa, de la parte trasera hacia la parte delantera de la nave, para tomar rumbo hacia el Estrecho de Gibraltar. Con una travesía con vientos suaves y cambiantes, el 11 de julio, después de 13 días de navegación, la tripulación del “Belle Creole” se tuvo que enfrentar con las corrientes y la climatología cambiante del Estrecho. Pasando de Norte a Sur junto al Faro de Punta Europa, construido por los británicos, entre los años de 1838 a 1841, en la colonia de Gibraltar, con la clara intención de facilitar la navegación en ese paso estratégico, entre el Mediterráneo y el Atlántico

Con fuerte brisa del Este, maniobraron en el Estrecho, aferrando los juanetes y la vela mayor, tomaron rumbo hacia el Cabo Espartel, en la costa africana, a pocos kilómetros de la ciudad de Tánger.

El día 13 de julio, con mar gruesa, la nave se resintió, entrando una vía de agua, teniendo la tripulación que achicar continuamente para mantener a flote el barco. Ante la delicada situación, reunidos todos, tripulación y pasajeros, en la cámara del capitán, por unanimidad decidieron desviarse hasta el primer puerto, firmando un acta de lo acordado, como requisito para hacer frente a cualquier demanda.

El 16 de julio avistaron la isla de Gran Canaria, fondeando sobre la una y media de la tarde en la rada de Las Palmas, cumpliendo con el objetivo de poner a salvo a la tripulación y el pasaje de la fragata francesa “Belle Creole”. En 18 días de navegación, con los problemas iniciados el día 13 de julio, la embarcación de vela realizó la travesía desde el puerto de Marsella hasta el fondeadero de la ciudad de Las Palmas.

Con el acta notarial del capitán don Luis Nicolás Argentery, con su rica descripción de los avatares y maniobras técnicas, pervive hasta la actualidad la odisea de la fragata “Belle Creole”.





APÉNDICE DOCUMENTAL

AHPLP. MANUEL SÁNCHEZ. LEGAJO 2215. AÑO 1856

FOLIO 1047 Rº- 1049 Vº

En la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a diez y siete de Julio de mil ochocientos cincuenta y seis: a esta hora de las nueve de la mañana se presentó ante mí el abajo firmado escribano público Monsieur Luis Nicolás Argentery capitán de la fragata Belle Creole de la matricula de Marsella, fondeada en esta rada, acompañado de don Luis Jobard individuo de la nación francesa y del comercio de esta ciudad consignatario que dijo ser del propio buque haciendo al propio tiempo de interprete por no saber bien el castellano el expresado capitán; y habiendo demostrado este el libro de protestas de él aparece según traducción hecha por el interprete consignatario que el citado buque salió de Marsella el día veinte y nueve de junio a las nueve de la mañana con viento bonancible del W NW, y fuera de islas, el viento W SW, con toda vela y amuras a estribor: el dos de julio a las cuatro de la mañana descubrió el capitán la costa de Cerdeña, se amuró a babor y hasta el Estrecho continuaron con vientos bonancibles y variables: el once del propio mes a media noche se hallaron Norte a Sur con el Faro de la Punta de Europa: dentro del Estrecho fuerte brisa del Este: aferraron los juanetes y la mayor: a las cinco de la mañana marcó el Cabo Espartel al Sur veinte grados este y Trafalgar al Norte cuarenta grados Este: el trece se llamo el viento al NE y después al N NW frescachón y gruesa mar, orientando las amuras a estribor: el barco principió a fatigarse y la sonda marcó dos pies de agua: la gente inmediatamente se puso a la bomba se disminuyó debela para aliviar más el buque y al mismo tiempo el capitán mandó arribar de dos cuartas para tomar la mar más a la popa: a pesar de esta maniobra a las nueve la mar seguía fatigando mucho: el carpintero al dar cuenta de su visita de la bodega declaró que los costados del buque donde descansan los baos del palo mayor jugaban mucho a consecuencia de lo demasiado que trabajaba el buque, y que nueve tablas de la cubierta incluso el tablón de atraca de estribor y ocho del costado de babor estaban enteramente desclavados: se pusieron tres puntales a babor y estribor para aliviar los costados, y con todo los trancaniles tenían mucho movimiento: también se observó que dos de las curvas de hierro estaban rotas siendo una la del bao del palo mayor a estribor y la otra en un bao de los entrepuentes a babor y a inmediaciones de la escotilla mayor: la sonda marcaba diez y ocho pulgadas de agua pero se achicó inmediatamente: a media noche marcó de nuevo otras diez y ocho pulgadas que se sacaron con las dos bombas: hecho un prolijo reconocimiento de la bodega para descubrir de donde provenía el agua fue infructuosos: a las ocho de la mañana el agua de la bodega aumentaba siempre dando por termino medio siete pulgadas por hora que se achicaban de hora en hora: a las nueve los pasajeros de abordo viendo el estado del buque suplicaron al capitán arribase al puerto más inmediato manifestando que sus intenciones no eran seguir el viaje: al mismo tiempo el equipaje en general se dirigió a popa para consultar y declaró que el buque no se hallaba en estado de seguir a su destino: entonces el capitán de acuerdo con sus oficiales tomó la determinación de consultar el equipaje y pasajeros en la cámara a las tres de la tarde, y se decidió por unanimidad hacer rumbo para el puerto más próximo por interés y salvación de todos: inmediatamente se hizo rumbo para la isla de Gran Canaria, estando entonces por treinta y dos grados treinta y tres minutos de latitud norte y por quince grados cuarenta y un minuto de longitud Oeste. Este primer acto después de leído fue firmado por el equipaje y pasajeros a bordo el día catorce del propio julio. A continuación hay otra acta que expresa: que en seguida de la resolución tomada para arribar al punto más próximo, se hizo rumbo hacia la isla de Gran Canaria conservando siempre poca vela para no fatigar el buque; a pesar de esto la sonda marcaba siempre el agua sin disminución, siendo por termino medio de ocho pulgadas por hora que se tenía cuidado de achicar de hora en hora: en los grandes movimientos del buque y a pesar de los puntales que se habían puesto a babor y estribor, los costados del buque jugaban cada vez más, y las costuras de los tablones de atraca estaban considerablemente abiertas por consecuencia de los dos costados y sin embargo continuaban siempre escupiendo las estopas: observose también que los baos de la cubierta tenían muchísimo movimiento jugando por consecuencia las curvas de hierro que están en el extremo de estos, y que muchísimas cabillas que se habían clavado para asegurarlas se habían salido en parte de sus puestos: el diez y seis de julio a las diez y treinta minutos avistaron la Punta norte de la isla y a la una y media fondearon en la rada de Las Palmas en diez y nueve brazas de fondo, filando sesenta de cadena se aferraron las velas y se achicó la bomba: y para cumplir dicho capitán con la obligación que le impone el código de comercio para salvar su responsabilidad protesta, una dos veces y las demás en derecho necesarias que no sean de su cuenta y si de quien haya lugar todas las perdidas daños y perjuicios que se irroguen (emanen) por su arribada forzosa y mal estado en que se encuentra el citado buque: lo pide por testimonio para su reguardo: Y firma con el referido interprete consignatario de todo lo cual doy fe siendo testigos don Alfonso Gourie y don Sebastián Suárez Hernández vecinos de esta Ciudad.

[Firman: M. Argentery. Luis Jobard. Manuel Sánchez, escribano público.]

sábado, 10 de enero de 2009

CONFLICTOS HISTÓRICOS DE LA HEREDAD DE MOYA

Conflictos históricos en La Heredad de Moya, nueva publicación de Infonorte. Rev. Nº 243

Jueves, 08 de Enero de 2009
Autor: Redacción BienMeSabe/ Infonorte Digital

La web informativa del norte grancanario saca a la luz otro libro de historia de la comarca, esta vez en relación con el municipio de Moya. El autor del mismo es Felipe Enrique Martín Santiago.





La investigación histórica local, basada en documentos primarios, que sean debidamente transcritos e interpretados, nos aporta algo que va más allá del simple saber por saber, es el saber de donde venimos, como nuestros antepasados vivían, conocer sus nombres, la mentalidad que reinaba entre ellos, sus usos y costumbres.

Sin duda alguna, este trabajo aporta algo especial, donde abordamos el estudio por fases de la comarca de Fontanales, de nuestro Barranco del Laurel, lugar entrañable para un niño de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que cada cierto tiempo, en el Land Rover inglés de su abuelo, se adentraba en ese camino sin asfaltar que unía la carretera de Moya a Guía con los Tilos y la tierra de mis antepasados...





Felipe Enrique Martín Santiago nació en Las Palmas de Gran Canaria en el año 1959. Cursó estudios en el Colegio Claret (Promoción Alfredo Kraus) y en la Universidad de La Laguna, obteniendo la licenciatura en Geografía e Historia en el año 1981. Ha realizado numerosos cursos, varios en la Universidad Menendez Pelayo. En la actualidad es profesor en el CEO TUNTE.





http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=35055&s=-1&t=-1&m=2

miércoles, 30 de abril de 2008

"Bicentenario de la invasión napoleónica de España. Enfrentamiento entre la Junta Suprema Gubernativa de La Laguna y el Cabildo General Permanente



"Bicentenario de la invasión napoleónica de España. Enfrentamiento entre la Junta Suprema Gubernativa de La Laguna y el Cabildo General Permanente de Gran Canaria (1808-1809)". Anroart Ediciones. Las Palmas de Gran Canaria, abril 2008.

Presentación del libro en el Club Prensa Canaria

Presenta: Víctor M. Bello Jiménez Modera: Jorge Liria Participan: Felipe Enrique Martín Santiago Coincidiendo con el bicentenario de la sublevación del 2 de mayo, Anroart Ediciones presenta el libro "Bicentenario de la invasión napoleónica de España. Enfrentamiento entre la Junta Suprema Gubernativa de La Laguna y el Cabildo General Permanente de Gran Canaria (1808-1809)", del profesor de Historia Felipe Enrique Martín Santiago, que indaga en dichos acontecimientos (principalmente a través de los documentos conservados en el Cabildo Catedralicio de Las Palmas) desde la óptica de las instituciones canarias. Martín Santiago será presentado por el historiador y archivero Víctor M. Bello Jiménez.
SOBRE LA OBRA El autor, en este diario cronológico nos muestra el modo en que en las Islas Canarias se vivieron los hechos. Y lo hace con la plasmación directa de lo que a través de las fuentes documentales, principalmente las conservadas en el Archivo Catedralicio de Las Palmas, se nos ha transmitido. Tal vez cabría pensar que el enfoque de estudio está demasiada imbuido de un espíritu positivista, por el que permanece cerca de lo que dicen las fuentes y se aleja un poco de la interpretación. Pero, en realidad, ese es unos de los valores que hemos de reconocerle: la recuperación de fuentes históricas para acercárselas al pueblo a través de su libro. Se adentra en los acontecimientos de 1808 y 1809 de una forma aséptica, sin intención de demostrar nada, más que los hechos tal y como nos han sido transmitidos, para a través de esos documentos mostrarnos cómo ciertas aspectos de la historia de Canarias son temas demasiado manidos y que por rancios y estar fuera de contexto deben ser alejados de la sociedad actual. Es el caso del Pleito Insular y la disputa surgida por la capitalidad y el poder aparejado a ella entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, y cómo todo es fruto de una manipulación política ajena a un pueblo al que después se quiere convencer a través de la desfiguración y tergiversación de las noticias en provecho propio. Por este motivo, el rescate carente de segundas intenciones que hace Felipe Enrique del modo en que se sucedieron los hechos, es fundamental para hacernos apreciar la realidad de las cosas. SOBRE EL AUTOR Felipe Enrique Martín Santiago (Las Palmas de Gran Canaria, 1959) es profesor de Secundaria y ha centrado su labor investigadora en las Islas Canarias. Entre sus publicaciones destacan los libros Génesis y desarrollo de Ingenio en el siglo XVI (2003), en colaboración con Rafael Sánchez Valerón; El Rubicón y La Aguatona prehispánica (2004); El Ermitaño de Nuestra Señora de Candelaria (2004); y El conocimiento y la posesión: fundamentos del Caciquismo en San Bartolomé de Tirajana 82006), en colaboración con Víctor M. Bello Jiménez.

lunes, 17 de marzo de 2008


Curriculum vitae


Felipe Enrique Martín Santiago

Nació en Las Palmas de Gran Canaria, año 1959, en la calle General Vives, esquina Cirilo Moreno. Sus padres, José María Martín Sánchez y Margarita Estrella Santiago Castellano, nacieron en el Barranco del Laurel (Fontanales-Moya), emigrando a la capital de la Isla.

Licenciado en Filosofía y Letras, sección Geografía e Historia, especialidad de Geografía por la Universidad de La Laguna, promoción 1976-1981.Diplomado en Estudios Avanzados por el Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Profesor y Miembro del Centro de Interpretación e Investigación Etnográfica e Histórica del CEO Tunte.

Ha publicado numerosos artículos en varias revistas y periódicos digitales: Infonortedigital, Bienmesabe, Elindependientedecanarias, ...

Libros publicados:

Coautor con Rafael Sánchez Valerón. Génesis y Desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI. Editado Por el Ayuntamiento de Ingenio (Gran Canaria). Versión digital en Infonotedigital y Memoria Digital de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_textos_f.php?accion=Texto&id=5661&vol=no&td=5661

El Rubicón (1404-2004). Infonortedigital y M.D.U.L.P.G.C.
http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_textos_f.php?accion=Texto&id=5658&vol=no&td=5658

Coautor junto a Rafael Sánchez Valerón. El Ermitaño de Nuestra Señora de La Candelaria. Editado por el Ayuntamiento de Ingenio.

La Aguatona Prehispánica. Infonortedigital y M.D.U.L.P.G.G.
http://bdigital.ulpgc.es/mdc/Fichas/mod_textos_f.php?accion=Texto&id=5647&vol=no&td=5647
Coautor con Víctor Bello Jiménez. El Caciquismo en San Bartolomé de Tirajana. Editorial Anroart.

Artículos:
Bicentenario de la Invasión Napoleónica. Santiago Maturier (Maturral): El prisionero francés que luchó en la batalla de Trafalgar
http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=24866

La Revuelta de La Aldea Rev. Nº 199
Lunes, 03 de Marzo de 2008Autor: Felipe Enrique Martín Santiago

Algo más que un motín, una revuelta popular utilizada por la élite política de Gran Canaria, miembros del Cabildo General Permanente. Se luchaba por una mejor distribución de la tierra, contra el Antiguo Régimen, soportando las instituciones judiciales que sustentaban un sistema de privilegio, alargando en el tiempo una lucha justa que implantó, con el tiempo, un sistema de cooperación comunal, cuya memoria histórica mantiene el Proyecto Comunitario de La Aldea, con dos Premios Canarias y el reconocimiento internacional a su gran labor.
http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=24735

La Manuela Sancho, del libro Zaragoza de Benito Pérez Galdós en Canarias, en tránsito hacia Londres (Año de 1810). Rev. Nº 197
Miércoles, 20 de Febrero de 2008Autor: Felipe Enrique Martín Santiago

No es de extrañar que don Benito Pérez Galdós mantuviera desde pequeño un entusiasmo especial por la Guerra de la Independencia. Su padre, don Sebastián Pérez Macías, como subteniente de los Granaderos Canarios, intervino en la Guerra de la Independencia, marchando a la Península con las milicias enviadas por el Cabildo General Permanente de Gran Canaria, en el año de 1809.
http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=24478

La Cilla de La Aldea de San Nicolás y la Guerra de la Independencia. Bicentenario de la Invasión Napoleónica. Rev. Nº 193
Lunes, 21 de Enero de 2008Autor: Felipe Enrique Martín Santiago

Nuevo artículo del historiador Enrique Martín, en este caso dedicado a la Cilla de La Aldea y su relación con la alimentación de los soldados que combatieron contra las tropas de Napoleón.
http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=23843

La independencia de Canarias bajo la tutela de la Gran Colombia (1819-1830). Ataques navales en Lanzarote (1823-1825). Rev. Nº 173
Viernes, 07 de Septiembre de 2007Autor: Felipe Enrique Martín Santiago

Durante los años de 1823 y 1825, se produjeron varios ataques navales de la armada de la Gran Colombia contra los navíos que realizaban las líneas comerciales con Canarias. No podemos analizar estos hechos sin ver el contexto histórico que se inicia con la invasión napoleónica de la Península Ibérica, que supuso el arranque de las transformaciones políticas que se produjeron en España, Canarias y las colonias americanas.
http://www.bienmesabe.org/noticia.php?id=20555

¿DÓNDE ESTÁN LOS LÍMITES DEL INGENIO DE AGAETE?
http://www.elindependientedecanarias.com/?op=displaystory&story_id=11427&format=html

domingo, 16 de marzo de 2008

Publicado en la revista digital bienmesabe.org
La Revuelta de La Aldea Rev. Nº 199
Lunes, 03 de Marzo de 2008Autor: Felipe Enrique Martín Santiago

Algo más que un motín, una revuelta popular utilizada por la élite política de Gran Canaria, miembros del Cabildo General Permanente. Se luchaba por una mejor distribución de la tierra, contra el Antiguo Régimen, soportando las instituciones judiciales que sustentaban un sistema de privilegio, alargando en el tiempo una lucha justa que implantó, con el tiempo, un sistema de cooperación comunal, cuya memoria histórica mantiene el Proyecto Comunitario de La Aldea, con dos Premios Canarias y el reconocimiento internacional a su gran labor.

BICENTENARIO DE LA INVASIÓN NAPOLEÓNICA: LA REVUELTA ALDEANA DE SEPTIEMBRE DE 1808
La toma de tierras y bienes del Marqués de Villanueva del Prado, en el actual municipio de La Aldea de San Nicolás, iniciada el día 10 de septiembre de 1808, traspasa el concepto que entendemos por motín.Se adentra en un contexto de revolución o revuelta contra el poder que pretendían imponer desde la isla de Tenerife, aprovechándose del vacío de poder creado por la detención de la familia real “española”, dinastía borbónica de origen francés, que se había establecido en España tras la muerte del último rey de la dinastía de los austrias (Carlos II), después de la Guerra de Sucesión. Es decir, un nuevo rey francés, José I (Pepe Botella) pretendía arrebatarle el trono a otro rey, Fernando VII, descendiente de franceses, que estaba en el poder gracias a un antepasado suyo, Felipe V, que era francés de nacimiento. Cosas de la política, de la Historia, todos ellos franceses y los nuestros luchando por la Patria.Para diferenciar los conceptos motín y revolución debemos en primer lugar analizar el significado de cada uno de ellos. Entendemos como motín el levantamiento de la población para solventar una penuria, causada por una crisis de subsistencia, hambruna debida a una sequía o inundación, que había mermado gravemente la producción agrícola. Ante la baja producción, el precio del pan, dieta básica durante el Antiguo Régimen, se vio incrementado, acelerando el clima de hostilidad al sistema de explotación establecido. Los asaltos, ataques a las propiedades para obtener el grano y manifestar el malestar del pueblo por el hambre que padecía, frecuentes en toda Europa durante el Antiguo Régimen, se manifestaron igualmente en Canarias.
El Hambre lideraba el motín, no el deseo de transformación del sistema político social vigente en ese momento.La burguesía revolucionaria francesa pretendía acabar con el Antiguo Régimen, como ellos definieron al sistema político social existente antes del 14 de julio de 1789, que con el Asalto a La Bastilla de Paris se inicio la Revolución francesa.
El Antiguo Régimen se caracterizaba por la existencia de una monarquía absolutista, una sociedad basada en estamentos sociales, con estamentos privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados, y una economía con numerosas trabas (aduanas internas) que impedía el progreso del comercio, que el liberalismo político y económico derribaron durante los siglos XVIII y XIX.Si el Hambre lidera el motín, la revolución es liderada por la burguesía, que durante el Antiguo Régimen pertenecía al estamento no privilegiado, el Tercer Estado, imponiendo con su revolución una nueva estructura social, las clases sociales, no diferenciadas por el nacimiento, sino por el poder económico, por Don Dinero, ése que se refleja en el espacio geográfico, con barrios obreros, zonas residenciales de chalet, dúplex pareados,…
Los hechos del mes de septiembre de 1808 en La Aldea de San Nicolás no nacen aislados, están sumergidos en un contexto de vacío del poder, de lucha por una nueva estructura de poder, de transformaciones que lentamente acabarían con el Antiguo Régimen.
El contexto histórico que vivió España y las islas Canarias, con la invasión napoleónica, influirá en los sucesos de la hacienda más importante del mayorazgo del Marqués de Villanueva del Prado, que desde su casa palacio de San Cristóbal de La Laguna pretendía mantener su situación de privilegio, que el sistema injusto del Antiguo Régimen le había proporcionado.Los aldeanos no solamente pretendían asaltar los bienes del señor Marqués, querían una distribución justa de la tierra. Al mismo tiempo, su causa justa fue manipulada por el Cabildo General Permanente de Gran Canaria, como lanza arrojadiza contra el presidente de la Junta de Tenerife, el mencionado propietario de La Hacienda de La Aldea de San Nicolás.Por todo ello, consideramos que tenemos que hablar de la Revolución Aldeana, un claro ejemplo de lucha contra el Antiguo Régimen, que se prolongó en el tiempo hasta el siglo XX, reflejando la lentitud de la desaparición, en España y Canarias, del sistema de privilegios que en la Europa occidental falleció con las revoluciones burguesas del XIX.
El Cabildo General Permanente de Gran Canaria

“En fin llegó el día 1 de septiembre, época felizy memorable que libertó a esta isla de la tiraníay opresión injusta de la de Tenerife,…”
Isidoro Romero y Ceballos
Desde la creación de la Junta de Tenerife, el 11 de julio de 1808, ésta pretendía controlar todo el Archipiélago, con la excusa de las necesidades por el vacío de poder. Para controlar la isla de Gran Canaria desarrollaron toda una serie de actuaciones que alimentaron la reacción de rechazo a esas imposiciones, especialmente tras la detención del regente y fiscal de la Audiencia, institución que había declarado ilegales las atribuciones de la Junta lagunera. En ese ambiente de hostilidad se convocó Cabildo General de Gran Canaria para el 1 de septiembre, con el único orden del día de tratar la designación de diputados para la Junta de Tenerife. Reunidos en las Casas Consistoriales, en el edificio que compartía el Ayuntamiento con la Real Audiencia de Canarias, en la plaza mayor de Santa Ana, el jueves 1 de septiembre, el corregidor, Don Antonio Aguirre, daba inicio al cabildo General. Antiguo edificio que albergaba el Ayuntamiento, a la izquierda, y la Real Audiencia, a la derecha, donde se proclamó el Cabildo General Permanente, destruido en el año de 1842 por un voraz incendio.La obra faraónica, por lo inacabado, de la restauración de las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria, ensombrece el Bicentenario del Cabildo General Permanente. En esta Plaza Mayor, sede de las instituciones con ámbito en todo el Archipiélago durante el Antiguo Régimen (Obispado y Real Audiencia), de ahí la consideración de capital de todas las islas Canarias, en ella se inició la revuelta contra las imposiciones de la Junta de Tenerife, el día 1 de septiembre de 1808.Con la detención del corregidor, que sería encarcelado en la prisión de la Audiencia, y la designación como presidente del Cabildo General Permanente al Alcalde mayor, Don Juan Bayle Obregón, se acordó reprobar las acciones de la Junta de la Laguna y anular los nombramientos, del día 23 de agosto, de los diputados de la Isla que deberían ir a Tenerife. “… pues apenas se empezó la primera cesión, en que se abominó dicha Junta de Tenerife, se revocó el nombramiento de los vocales, se afeó con la más negra pintura la prisión de los dos ministros de la Real Audiencia, se levantó el pueblo en masa de la capital y de Telde y con este auxilio se decretó la prisión del gobernador Creagh, del corregidor don Antonio Aguirre, que estaba presidiendo el cabildo General, y la de don Juan Mellorini, castellano del Rey, ejecutor que fue de la prisión del señor regente,…” Fue nombrado Gobernador de Armas de la isla de Gran Canaria el teniente coronel Don Simón de Paz Ascanio, ordenándose el cierre de todos los puertos, principalmente los del noroeste, por su proximidad con Tenerife. Por petición del Cabildo General Permanente, en la misma tarde del día 1º de septiembre, en reunión extraordinaria, se convocó el Cabildo eclesiástico con la misión de ampliar los poderes otorgados a sus representantes en la institución insular, al haber sido designados sólo para nombrar a los diputados que deberían haber asistido a la Junta lagunera. Acordaron: “se conteste a dicho Alcalde mayor que la causa de haberse limitado las facultades de los Señores Diputados al solo objeto mencionado, fue porque el oficio del Caballero Corregidor pidiendo la Diputación de este Cuerpo expresa que la celebración del Cabildo general era solamente para el objeto de dicho Cabildo que es el bien de esta Isla, y sus intereses, supuesto que los Señores nombrados están bien impuestos en las rectas y pacíficas intenciones de este Cuerpo de Sacerdotes, y que mirarán por el bien e interés verdadero de esta Isla y de su Santa Iglesia a quien representan, desde luego se les dan amplias facultades para que puedan hablar y votar en todo lo que se tratare concerniente a este fin.” La Virgen del Pino y el Estado de AlertaPor petición del 4 de septiembre del Cabildo General Permanente, argumentando una situación de riesgo por el “acaloramiento” que existía en la Isla, el Cabildo eclesiástico se decidió posponer el regreso de la Virgen del Pino a la Villa de Teror. El Sr. Obispo, Don Manuel Verdugo, preocupado por el malestar e inquietud de los vecinos, en carta leída el lunes 5 de septiembre, solicita que sea trasladada para que esté el jueves, día de su festividad, en la Villa Mariana.El Cabildo Eclesiástico, en consonancia con el Cabildo General Permanente, decidió retrasar el regreso de Nuestra Señora del Pino. Ante tal coyuntura, en carta leída el 9 de septiembre, el día posterior de la festividad de la actual patrona del Obispado Canariense, Don Manuel Verdugo acepta el retraso en el regreso. A finales de septiembre, las autoridades de Gran Canaria levantaron el “Estado de Alerta”, implantado ante el temor de una acción por las autoridades militares asentadas en Tenerife. El tesorero Montesdeoca, miembro del Cabildo eclesiástico y secular, el lunes 19 de septiembre de 1808 notifica a la institución eclesiástica, “que ya habían cesado los motivos para la traslación de Nuestra Señora del Pino a su Iglesia de Teror”, acordándose su traslado para el día 27 de ese mes.Respuesta del Cabildo General Permanente al Presidente de la Junta de TenerifeEl día 9 de septiembre de 1808, el Cabildo General Permanente publicó un escrito dirigido al presidente de la Junta lagunera, el Marqués de Villanueva del Prado, en respuesta al oficio enviado por él el día 11 de agosto. El manifiesto fue publicado, al igual que otros escritos, en la imprenta de la Real Sociedad de Amigos del País de Gran Canaria.Inicia el escrito manifestando abiertamente el posicionamiento de la institución respecto a la capital de Canarias: “Este Ayuntamiento General de la Isla de la Gran Canaria, Capital de esa, y de todas las demás, de que se compone esta Provincia, …” No deja duda que una de las cuestiones más polémicas del momento, que influirá en el llamado “Pleito Insular”, es la designación de la capital del Archipiélago, factor determinante en la oposición del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria a las pretensiones de la Junta Suprema de Canarias.Al mismo tiempo, en la lucha de competencias entre el Comandante General y la Junta lagunera, enfrentadas al Cabildo General Permanente de Gran Canaria, éste último manifiesta que cuenta con la aprobación del Tribunal Supremo de estas islas, la Real Audiencia de Canarias, institución que sufrió la persecución y detención de dos de sus miembros por el poder militar, motivado por la resolución judicial del día 1 de Agosto de 1808.Al oficio del Marqués de Villanueva del Prado, que con fecha del 11 de agosto solicitaba el envío de Diputados representantes de Gran Canaria en la Junta Suprema de Canarias, le contestan que “no reconocen otra Soberanía que la de nuestro muy amado Monarca el Señor Don Fernando VII, otras Leyes que las fundamentales del Reino, y de nuestra Constitución, otras autoridades que las legítimamente constituidas, y confirmadas por nuestro Soberano, ni otras reformas por más brillantes, y halagüeñas que se nos presenten, que las que nos vengan inmediatamente del Trono, y de sus Consejos Supremos, …”El presidente del Cabildo General Permanente, Don Juan Bayle Obregón, señala que en uno de sus primeros acuerdos se ha decidido “que se mantenga y fomente de nuestra parte toda comunicación amistosa, y de comercio”, añadiendo que sólo se suspenden “cortando únicamente las relaciones de sujeción y dependencia de Tenerife, en que podía comprometernos el establecimiento de su Junta, y la terrible influencia del gobierno militar con que se ha intentado esclavizarnos”.
La revuelta popular en La Aldea de San Nicolás: La lucha por la tierra.

“Con motivo de lo ocurrido en mi Aldea de San Nicolás, en donde los vecinos instigados por Juan Cabral, Diputado de aquel lugar en ese Cabildo permanente, me han despojado tumultuosamente de mi propiedad, repartiendo entre ellos mismos las tierras que me pertenecen, y cometiendo otros excesos revolucionarios que hacen temer mayores consecuencias”.
Marqués de Villanueva del PradoLa ocupación de las islas Canarias por el reino de Castilla supuso la implantación del Antiguo Régimen en el Archipiélago, con la distribución de la tierra y el agua, en un sistema basado en el privilegio de una minoría, que provocaba situaciones injustas.Un caso singular es la lucha por la tierra en La Aldea de San Nicolás, que iba más allá de un simple motín de subsistencia, pretendiendo mejorar la distribución de la tierra, luchar contra un mayorazgo de la Hacienda de La Aldea de San Nicolás, reglado para ser heredado por el varón mayor del marquesado de Villanueva del Prado, clara manifestación de lo injusto del sistema del Antiguo Régimen. Se luchaba por una mejor distribución de la tierra, contra el Antiguo Régimen, soportando las instituciones judiciales que sustentaban un sistema de privilegio, alargando en el tiempo una lucha justa, que implantó un sistema de cooperación comunal, cuya memoria histórica mantiene el Proyecto Comunitario de La Aldea, con dos premios Canarias y el reconocimiento internacional a su gran labor.Las acciones contra la Hacienda de La Aldea de San Nicolás del marqués de Villanueva del Prado, del 10 de septiembre de 1808, están íntimamente marcadas por los hechos del día 1 de septiembre, con la “revuelta popular” en la plaza de Santa Ana de la capital de la Isla, revuelta alimentada por la oligarquía de Gran Canaria, en especial por el Conde de la Vega Grande, que en ningún momento pretendía mejorar la distribución de la tierra.Como hemos mencionado con anterioridad, los hechos de La Aldea fueron promovidos por miembros del Cabildo General Permanente, posiblemente manipulando al representante de ella en la institución, Juan Cabral, acusado por el marqués de Villanueva del Prado de alimentar los ataques contra sus propiedades.Los aldeanos iban más allá de unas simples acciones de represalias contra el Presidente de la Junta de Tenerife, fue la oligarquía grancanaria, apoyadas por las resoluciones judiciales, las que no deseaban ni querían acabar con el Antiguo Régimen, frenando y devolviendo al Señor Marqués “sus tierras” la resolución de la Real Audiencia del 22 de octubre de 1808.La Obra de Álvarez Rixo, escrita en el siglo XIX, poco después de los acontecimientos señalados, es una obra indispensable para el estudio de lucha por la tierra de los aldeanos.

APÉNDICE DOCUMENTALESCRITO DEL MARQUÉS DE VILLANUEVA DEL PRADO A LA AUDIENCIA 22 DE OCTUBRE 1808
“Excmo. SeñorCon motivo de lo ocurrido en mi Aldea de San Nicolás, en donde los vecinos instigados por Juan Cabral, Diputado de aquel lugar en ese Cabildo permanente, me han despojado tumultuosamente de mi propiedad, repartiendo entre ellos mismos las tierras que me pertenecen, y cometiendo otros excesos revolucionarios que hacen temer mayores consecuencias, pues han amenazado el extraer de mis graneros los granos existentes, el arrojar de la hacienda todos mis animales de labranza, y aun el destruir la casa hasta los cimientos; he entendido que mi administrador en esa Isla, que se hallaba a la sazón ausente de aquel Cortijo, y a quien se ha intimado de parte del vecindario que no tenga que volver a él, ni que entender más en su gobierno, ha hecho, sin orden ni conocimiento mío, ciertos recursos a ese tribunal para procurar el remedio de semejantes desórdenes. Yo reconozco, y toda esta isla de Tenerife reconoce, la autoridad de la Real Audiencia en las materias judiciales sobre toda la Provincia; pero como el asunto de que trata está íntimamente ligado con otros de diferente naturaleza en que esa Isla ha tomado partido contra nosotros, como esta especie de confiscación de los bienes que poseo en ella se anunció públicamente en Canaria, desde que fui nombrado presidente de la Suprema Junta que aquí se ha establecido para velar sobre la conservación de la fidelidad a nuestro Rey y Señor Don Fernando VII; como el carácter del promotor de la insurrección de la Aldea da margen a conjeturar de donde salieron las primeras ideas, como el auxilio de las armas se ha prestado allí, según me han dicho, para proteger el levantamiento, y no para contenerlo, y en fin, como algunos de los señores ministros de la Real Audiencia pretenden justificar sus procedimientos en las presentes circunstancias de condescender a sus voluntades; me veo en la precisión, por todas estas razones, de desaprobar el recurso hecho por mi Administrador, y protestar formalmente contra sus resultas por medio de este oficio, que es acaso el único que me sea permitido en la actualidad: pues no parecerá infundado el recelo de que cualesquiera diligencia judiciales que se practiquen ahora en esa Isla, aunque dirigidas aparentemente a proteger mis derechos, envuelvan el objeto o el resultado, si no de informarlos y de autorizar la injuria, a lo menos de cohonestar el hecho de los vecinos de la Aldea, y de preparar a mi casa nuevos perjuicios para lo sucesivo por los medios capciosos que la pasión y la mala fe saben emplear, especialmente cuando se hallan auxiliados de la práctica forense, y del arte pérfido de dar a las cosas por escrito otro semblante del que tienen en realidad.De esta lucha, en que me ha puesto mi obligación de buen vasallo, con pérdida de mi tranquilidad y de mis intereses, y con peligro de mi propia vida (pues no sólo me vi amenazado en mi país, sino que fui acusado también por mi decidida opinión, a un gobierno que por fortuna no llegó a existir como se creía) no aspiro a sacar ilesos sino mi honor y mi fidelidad. Todo lo demás lo sacrifico a la causa del Señor Don Fernando VII que desde el principio, y sin declinar a diestra ni a siniestra, he abrazado y sostendré constantemente a costa de mis conveniencias y de mi sangre. Cuando este deseado Soberano se halle restablecido en su trono, o que lo ocupe su sucesor legítimo según las leyes fundamentales de la monarquía española, no dejaré de reclamar eficazmente ante el mismo los perjuicios que a mi casa se hayan ocasionado por mi lealtad. Pero si por la mayor de las desgracias no llegase a verificarse aquel primer voto de mi corazón, poco me importará entonces la Aldea de San Nicolás, aunque es la mayor posesión de mis mayorazgos, como que cuando menos me reditúa anualmente ocho mil pesos libres, y en tal caso sería para mí lo mismo que si se la tomasen los franceses.Lo que espero pues entretanto de la justificación y generosidad de V.E. es que esta protesta, pues para ello no puede haber inconveniente, se ponga a donde a todo tiempo conste, y pueda obrar los efectos convenientes a mi favor o de cualquiera de mis sucesores,- Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. Santa Cruz de Santiago de Tenerife a 22 de octubre de 1808.- Excmo. Señor El Marqués de Villanueva del Prado.- Excmo. Señor Presidente, Regente y Oidores de la Real Audiencia de estas Islas.”
REVUELTA EN LA ALDEA CONTRA EL MARQUÉS DE VILLANUEVA DEL PRADO
Guimerá Peraza, Marcos.
“El Marqués de Villanueva del Prado y don José Murphy en la Junta Suprema de Canarias (1808-1809). Instituto de Estudios Canarios. La Laguna de Tenerife, año 1993. Páginas 69-70.“Santa Cruz de Tenerife, 28 de octubre de 1808.Muy estimado amigo y dueño mío: Aquí me tiene Vm. en su pueblo doce días hace trabajando en finalizar la causa de Cagigal, a quien sin embargo todavía no he podido recibir la confesión por los muchos enredos y citas que se acumulan cada día. No puedo escribir a largamento como era preciso por estas mismas ocupaciones y reduciéndome a incluirle el adjunto pliego que no puede ir en la embarcación a que yo lo destinaba, añadiré lo que permita el tiempo en contestación a algunas de las especies que contienen los oficios de Vm. de 14 del corriente que rotulados a la Junta llegaron ayer a mis amnos, debieron advertir a Vm. que por su misma correspondencia se echa de ver que nos faltan algunas cartas y que es de recelar hayan venido en alguna de las embarcaciones que han llegado a Canaria en donde en tal caso habrán sido seguramente leídas y retenidas. Lo mismo creo que me habrá sucedido a mí con las de mi hijo que Vm. anunció a O´Donnell, y con otras muchas cuidado en su dirección para que no caigan en manos de los que se han declarado nuestros enemigos, y emplean contra nosotros todas las medidas hostiles de una guerra abierta.Esta verdad, y el miserable estado de aquella Ysla, verá VM. comprobado por las adjuntas copias. Yo he venido por último a pagar el pato, pues no me han dejado en la Aldea ni tierras ni granos, ni animales de labranza, ni casa ni nada de lo que era mio. De todo se han apoderado a mano armada, y es cierto que el despojo de ocho mil pesos anuales cuando menos, es una multa regular por el delito de ser fiel servidor del Señor Don Fernando 7º y Presidente de la Junta establecida para conservar en el país esta misma fidelidad, al paso que aquel mismo carácter público me obliga aquí a aumentar mucho mis gastos. Sin embargo como yo no quiero hacer ruido por negocios personales, y desde luego me dispuse a sacrificarlo todo por la buena causa, no he hecho más diligencias sobre el particular que la protesta que consta en la Gazeta adjunta, y me he negado constantemente a las represalias que algunos me han propuesto sobre las rentas que gozan en esta Ysla varios vecinos de la de Canaria, y especialmente las de la mitra y del Cabildo Eclesiástico que en cierta manera debían contribuir a los gastos públicos en la actual penuria de caudales. Mi principal empeño es el de que por ningún incidente ni provocación se salga jamás del orden ni de los principios y por conservarlos en toda su integridad daría por bien la pérdida de todas mis conveniencias. Así las relaciones de mi administrador acerca de lo acaecido en mi Aldea de San Nicolás no la incluyo a Vm. con otro objeto sino el de que se entere del estado de fermentación y de anarquía en que se halla la Ysla de Canaria, pues es cierto que cuando se llegan a atacar públicamente las propiedades particulares, y esto con todos los síntomas de la revolución francesa sin faltar aún el requisito de arrancar las armas, ya l desorganización ha adquirido su último grado, no se podía esperar más de la irrupción de los franceses.Nuestras instrucciones sobre este desagradable asunto es preciso que se limiten siempre a las noticias que vienen de Canaria y a los hechos de aquella Ysla, pues nosotros nada, nada hemos intentado ni practicado contra su libertad, ni contra sus privilegios, ni contra sus vecinos, y la Junta no ha tenido con ella ni un sí y ni un no, como suele decirse, y como es evidencia por nuestra contestaciones en que ni por una sola vez nos hemos apartado de los principios, ni aún de las más escrupulosa urbanidad y consideración, hasta dejar de comunicarles la aprobación, y las órdenes de la Junta de Sevilla, por no exasperarlos y comprometerlos más. Yo creo que esta conducta en semejantes circunstancias debe acabar de conceptuar a nuestra Junta, y de ganarle la confianza de las autoridades superiores. Prescindo de lo ocurrido con la Audiencia, que nada tiene que ver particularmente con Canaria y que se fundó en los poderosos motivos que Vm. no ignora, prescindo también de lo que haya hecho Creagh (aunque no creo una sola palabra de lo que le imputan) o cualquier otro militar. La Junta no puede ser responsable sino de sus propias operaciones, y desde las primeras instrucciones que dio a Creagh hasta la respuesta a la correspondencia, no hay un solo acto que merezca la más ligera censura. Todo lo que se alegue, pues, que no sea conforme a esto, son puras calumnias inventadas para amotinar al pueblo con fingidos agravios, y supuestas pretensiones, y Vm. puede negarlo todo sin excepción, en la firme seguridad de que nunca saldrá desmentido ni desaprobado.Los canarios, careciendo de razón, han creído alucinar con aparatos. Por esto su primera diputación se compuso nada menos que de tres sujetos, y por esto no confiando ya de semejante embajada han vuelto a mandar otra compuesta del Obispo de Arequipa, y del Prebendado Romero, supliendo con el carácter de las personas la recomendación que les falta a su causa. Este último es un Abogado intrigante y enredador, y el primero un bellísimo sujeto, íntimo amigo mío pero sin conocimiento del mundo, sin la menor instrucción en asuntos políticos y persuadido de buena fe a que el recinto de la Ciudad de Canaria es la patria, y a que es gloriosos sacrificarse por su engrandecimiento. Estos son los nuevos adversarios que V. tendrá al frente, y que van a tratar estas pequeñeces como grandes negocios de estado, si la vergüenza no les entra del otro lado del mar. Lo más gracioso es que habilitar al Obispo de Arequipa, tomó el Cabildo permanente, de mano poderosa ocho mil pesos de la caja de Consolidación pertenecientes al nuevo noveno que se componía en la mayor parte de la contribución de Tenerife según costa por un recibo que ha mandado el administrador de Canaria; y que al mismo tiempo ha circulado una orden el decano de la Audiencia a todas las Yslas para que los fondos que provengan del excusado se pasen a aquella Ysla a fin de custodiarlos en arcas de tres llaves, y que no se inviertan en otros objetos que los de su destino.

La Familia Maturral

Artículo publicado en la revista digital bienmesabe.org
Bicentenario de la Invasión Napoleónica. Santiago Maturier (Maturral): El prisionero francés que luchó en la batalla de Trafalgar. Rev. Nº 200
Sábado, 15 de Marzo de 2008Autor: Felipe Enrique Martín Santiago. Miembro del Centro de Interpretación Etnográfico e Histórico del CEO Tunte


Con frecuencia la “casualidad” influye a la hora de abordar una investigación. Durante este año, con la conmemoración del Bicentenario de la Guerra de la Independencia, lo francés está de moda. La Revolución Francesa, el Imperio Napoleónico, el 2 de Mayo…, son muy recurrentes en estas fechas.Para iniciar esta investigación sobre los sucesos que ocurrieron en Canarias durante la invasión de la Península por las tropas francesas, partí de la poca transmisión oral que existía en la familia de mi mujer sobre su apellido paterno, 'Maturral'. Con muy pocos datos, mi mujer me hablaba de su padre: que descendía de franceses, que tenían una fábrica de turrones de gofio (turroneros) sus abuelos, que vivía en Guanarteme, pero antes en el Puerto (barrios de Las Palmas de Gran Canaria)… Datos inconexos, que su padre aportó a la poca transmisión oral existente.
En el año de 2005, mi inquietud aumentó y decidí investigar los distintos linajes de mi familia nuclear. Las horas de investigación en los distintos archivos existentes en la Plaza Mayor de Santa Ana y la Catedral dieron sus frutos. En el Archivo Histórico Diocesano del Obispado de Canarias, gracias a la ayuda de la archivera doña María José, encontré una dispensa de soltería de un Maturier, soldado francés que llegó en el año de 1809 como prisionero a la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Este expediente exaltó mi avidez por abrir una línea de investigación fructífera para lograr conectar todo el linaje de los Maturier o Maturral, confirmando con ello la descendencia francesa de mi mujer y, por supuesto, de mis hijos. Nos sentimos orgullosos de todos nuestros ascendientes, tanto canarii, como gallegos, castellanos, portugueses y, en este caso, gabachos (franceses). De toda esa mezcla, como un ejemplo más, están constituidas las familias canarias, los nativos actuales del Archipiélago.
La “castellanización” del apellido francés de mi esposa, Maturral, es producto del capricho o desconocimiento de los presbíteros y funcionarios del registro civil del idioma galo, que por obra y magia de la entonación y semejanza fonética al nombre de Matorral, que incluso aparece en alguno de los registros, fue el designado caprichosamente para sustituir el apellido francés original de Maturier. En definitiva, se trata de una transformación más entre los muchos apellidos que aparecen en los documentos oficiales de Canarias, pues el escribiente de turno reflejaba en el papel aquello que le sonaba por la entonación.De todas formas, a estas alturas de la historia familiar, nadie se plantea recuperar el apellido Maturier, en gran medida por el amor y respeto que le tienen a mi suegro, don Manuel Maturral Martín. Es más, una vez recuperada la historia familiar, manteniéndola para el futuro con este libro, se respeta esa evolución, el sincretismo que se ha dado en toda Canarias, que ha generado el apellido Maturral, de origen francés.
En la iglesia de San Ginés de Arrecife de Lanzarote, el 24 de mayo de 1824, según consta en el libro de matrimonios número 1º, folio 61 vuelto, número 438, se reseña el enlace entre Santiago Luís Maturiel, de 38 años de edad, hijo de Luís Maturiel y Juana Díaz. Contrajo matrimonio con Juana Rodríguez, de 23 años de edad, hija de Sebastián Rodríguez y María Pérez.Previo al enlace matrimonial, al no disponer Santiago Maturier de ningún documento que certificase su estado civil, como era preceptivo, tuvo que solicitar un expediente de soltería. Con esa documentación logramos descubrir su origen y sus vivencias.
Santiago Maturier había nacido sobre el año de 1786 en Verdún (Francia), bautizado en la iglesia de San Juan Bautista. Se incorporó a la marina de guerra francesa desde muy joven, en la base naval de Tolón (en francés Toulon), ubicada a unos 50 km al sureste de Marsella, que fue la base naval más importante de la Armada francesa en el Mediterráneo.Con solo 18 años, en el año de 1804, Santiago Maturier fue reclutado, obligado por la política exterior de Napoleón, en el barco Plutón de la marina imperial francesa. La nave fue diseñada por Maillet y contaba con 74 cañones de potencia. Recién salida de los astilleros partió con la flota rumbo a la Martinica, en una maniobra de distracción, pero el inglés estaba al acecho. Napoleón pretendía atacar las colonias inglesas en el Caribe para desviar hacia allí a la flota inglesa dirigida por el Almirante Nelson, para así facilitar con el retorno rápido de la flota franco-española la invasión de las islas Británicas.Después de una escala de veinte días en la Martinica, se unieron a la escuadra española. Al llegar Nelson a la isla de Antigua a primeros de junio de 1805, la escuadra franco española abandonó el Caribe y puso rumbo a la costa atlántica francesa. El objetivo inicial, ocupar Gran Bretaña, se fue al traste.La acción emprendida por el almirante Robert Calder en la batalla del Cabo Finisterre el 22 de julio, hizo desistir a Villeneuve de continuar hacia aguas del Mar Cantábrico, donde pensaba que podría ser vencido por los refuerzos ingleses. De este modo, la escuadra que Napoleón esperaba ansiosamente para iniciar la invasión dio la vuelta y, tras unas reparaciones en el puerto de La Coruña, terminó refugiándose en Cádiz. Allí se enfrentó a la armada inglesa, en la batalla de Trafalgar, que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805, frente al cabo de Trafalgar (provincia de Cádiz), en la que se enfrentaron las escuadras aliadas de Francia y España, al mando del almirante francés Pierre Villeneuve, bajo cuyo mando estaba Federico Gravina, contra la armada inglesa al mando de Horatio Nelson.La estrategia del almirante Villeneuve fue un total fracaso. Santiago Maturier, como marinero de la nave Plutón, tras las maniobras del capitán del navío, Monsieur Cosmao, logró escapar del asedio inglés, guarneciéndose y fondeando en la Bahía de Cádiz. Hasta el año de 1808, Maturier estuvo destinado a la zona del estrecho de Gibraltar, teniendo como base la ciudad de Cádiz. Como consecuencia directa del levantamiento del dos de mayo y la extensión del repudio a la ocupación francesa por toda la Península, fue apresada toda la tripulación del Plutón y el resto de la pequeña escuadra francesa el 14 de junio de 1808. Al final de la Guerra de la Independencia, en el año de 1814, el Plutón fue descuartizado en El Ferrol.Santiago Maturier, junto a sus compañeros, estuvo encarcelado en la Tacita de Plata (Cádiz) hasta el mes de abril de 1809, desde donde fue trasladado a Tenerife. Llegó a la isla en el mes de mayo por la necesidad de distribuir a los prisioneros por las Islas. Pasó su cautiverio en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.Santiago Maturier, marino francés que participó en la batalla de Trafalgar, prisionero de guerra en Las Palmas de Gran Canaria, casado e integrado en la sociedad canaria, dejo descendencia en nuestro Archipiélago, linaje que continuó su hijo Marcelo Isidoro.
1.- Marcelo Isidoro Eufrasio Maturrial. Nació en Arrecife el día 2 de junio de 1832. Bautizado el día 4 del mismo mes, en la parroquia de San Ginés. Sus padres Santiago Maturrial y Juana Pérez, vecinos del Puerto de Arrecife, naturales de Verdún (Francia) y de Santa Cruz de La Palma. Sus abuelos paternos Luis Maturrial y Juana Guillermo, abuelos maternos Sebastián Pérez y María Romero Castillo [libro 2 de bautismo de la parroquia de San Ginés, folio 401 vuelto]. Se casó l día 10 de mayo de 1854, con María Rosario Salomé Afonso, natural y vecina de Las Palmas de Gran Canaria, hija de Domingo Afonso y María Camejo. Su hijo:A.- Manuel Maturral Afonso, nació sobre el año de 1852, hijo de Marcelo Isidoro Maturral y María Salomé Afonso. Aparece el apellido Maturral, que se mantiene hasta la actualidad. Manuel se casó a la edad de 23 años, el 21 de junio de 1868 (iglesia de la Inmaculada Concepción de Tafira .libro de matrimonio nº 2, folio 89 vuelto, número 197), con María del Pino Chil Guerra, nacida 5 de enero de 1859, bautizada el 9 de enero (libro bautismo de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Tafira, número 2, folio 139 número 510), hija de Francisco Chil y María del Carmen Guerra, naturales de Las Palmas de Gran Canaria y de Moya. Sus hijos:
a.- Isidoro Maturral Chil, nació el 5 de abril de 1891, con domicilio en la calle Almansa nº 54, en el barrio de Guanarteme, perteneciente al antiguo ayuntamiento de San Lorenzo, integrado en la actualidad en el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Isidoro era carpintero y estaba casado con Francisca Martín Marques. Su hijo:a.1. Manuel Maturral Martín, nació en Las Palmas de Gran Canaria el día 7 de septiembre de 1925. Casado con Rosario Pita Afonso. Los padres de mi mujer y abuelos maternos de mis hijos. Maturral Pita y Martín Maturral son los descendientes del prisionero francés, de Santiago Maturier.Apéndice documental de Santiago Maturier-Maturral.
EXPEDIENTE DE SOLTERÍA DE SANTIAGO MATURRIAL, VECINO DE ARRECIFE, AÑO 1821, CAJA 12, EXPEDIENTE Nº 795.Santiago Maturrial natural de Berde (Verdún) en Francia y vecino del Puerto del Arrecife en Lanzarote, ante vm. Como más haya lugar digo: Que habiendo salido de mi Patria de edad de diez y seis años, me avecinde en estas islas habrá catorce, sin que en todo este tiempo haya contraído espósales alguno, antes conservándome con la misma libertad y soltería que cuando salí de dicha mi patria; conviniéndose justificarlo así, y que hecho, se me declare por libre y soltero y en aptitud para tomar el estado que mejor me acomodare; solicito que precediendo tomárseme por el venerable párroco de aquel puerto el juramento supletorio, se reciba por el mismo y en esta Ciudad la información que ofrezco y resultando lo expuesto, hacer la declaratoria que dejo solicitada. Por tanto suplico a Vmd. Se sirva proveer como dejo solicitado….Canaria, octubre 16 de 182119 de Noviembre de 1821.En dicho día ante mí hizo comparecer a Santiago Maturrial natural de la ciudad de Berde, en Francia y vecino de este puerto de quien su md. Recibió juramento en legal forma y Dijo: que es hijo legítimo de Luís Material y Juana Díaz difuntos, que fue bautizado en la parroquia de san Juan autista en dicha Ciudad, de donde salió a la edad de diez y seis años para Tolón en donde estuvo tres años en la fábrica del rey de hacer cables, … tiempo fue obligado a seguirla escuadra de Napoleón en calidad de marinero con destino a la Martinica de Francia, en donde estuvieron el tiempo de veinte días y de allí siguió la escuadra en unión de la española y después de varios combates que tuvieron con la escuadra inglesa dieron fondo [fondearon] en la Bahía de Cádiz, en donde fueron tomados prisioneros por la España, tocándole por suerte en calidad de tal venir a la isla de Canaria en donde estuvo once años vecindado y tres que hace que está en dicho puerto. Que en todo este tiempo no ha contraído espósales ni matrimonio con persona alguna. Aunque declara ser verdad haber tratado contraer matrimonio en la ciudad de Canaria con María del Pino Noble de aquella vecindad, y en efecto lo hubiera verificado si esta no hubiera muerto en el hospital de dicha Ciudad (falleció el 10 de Noviembre de 1818 en el Hospital San Martín)
DECLARACIÓN DE JUAN RIPOCHE EN EL EXPEDIENTE DE SOLTERÍA DE SANTIAGO MATURIER.
En la ciudad de las Palmas de Canaria, a diez y ocho de enero de mil ochocientos veinte y tres años para efecto de evacuar la declaración que se mandó en el auto de la vuelta, comparecieron Juan Ripoche natural de Francia y vecino de esta Ciudad a quien el Señor Provisor por ante mí le recibió juramento supletorio de Santiago Maturiel. Dijo que no se acuerda haber visto ni tratado al dicho Santiago Maturiel que le presenta en ningún Pueblo de Francia, y que la primera vez que se acuerda haberlo visto fue en el Navío el Plutón en que se embarcaron en el Puerto de Tolón y vinieron a España, y de allí a la América, de donde regresaron a Cádiz, y se les tomó prisioneros, y estuvieron en aquella Bahía cosa de cuatro años de donde les destinaron a Islas, y llegaron a ellas en mayo de ochocientos nueve: que desde que se embarcaron en Tolón estuvieron juntos hasta la venida a estas Islas, pero que ni oyó al tal Santiago Maturier ni a ningún otro de los Compañeros que se hubiese casado ni empeñado su fe y palabra, por que tampoco tuvo motivo – en estas conversaciones y que así ignora el estado en que salió de Francia en donde como deja dicho ni se conoció ni tuvo la menor noticia de él, por que el declarante es natural del departamento del Loire Inferior cuya capital de Nantes que cita a cien leguas de París al Sur, y dicho Maturier es según parece de Berdún (Verdún) [departamentote Chalán del Río] que está a treinta leguas al Norte de paris: que se puede asegurar que en España no contrajo matrimonio por que no había licencia para ello. Que lo que deja dicho es lo que puede decir acerca de lo que se le ha preguntado, siendo la verdad por su juramento hecho en que se ratificó leida a que se fue esta su declaración, es verdad de treinta y seis años cumplidos y firmó con dicho señor de que doy fe.(Firman: Licenciado Arbelos, Juan Ripoche, José Falcón Ayala, Notario público)Certifico haberme expresado el – Archivero, no haber encontrado el expediente que se cita, y hace memoria del auto de once del corriente lo que pongo por diligencia Canaria Enero veinte y uno de mil ochocientos veinte y tres años.(Firma: Falcón Ayala, Notario público)
DECLARACIÓN DE JUAN RIPOCHE EN EL EXPEDIENTE DE SOLTERÍA DE SANTIAGO MATURIER.
En la ciudad de las Palmas de Canaria a diez y ocho de Enero de mil ochocientos veinte y tres años para efecto de evacuar la declaración que se mandó en el auto de la vuelta, compareción Juan Ripoche natural de Francia y vecino de esta Ciudad a quien el Señor Provisor por ante mí le recibió juramento supletorio de Santiago Maturiel Dijo que no se acuerda haber visto ni tratado al dicho Santiago Maturiel que le presenta en ningún Pueblo de Francia, y que la primera vez que se acuerda haberlo visto fue en el Navio el Plutón en que se embarcaron en el Puerto de Tolón y vinieron a España, y de allí a la América, de donde regresaron a Cádiz, y se les tomó prisioneros, y estuvieron en aquella Bahía cosa de cuatro años de donde les destinaron a Islas, y llegaron a ellas en mayo de ochocientos nueve: que desde que se embarcaron en Tolón estuvieron juntos hasta la venida a estas Islas, pero que ni oyó al tal Santiago Maturier ni a ningún otro de los Compañeros que se hubiese casado ni empeñado su fe y palabra, por que tampoco tuvo motivo – en estas conversaciones y que así ignora el estado en que salió de Francia en donde como deja dicho ni se conoció ni tuvo la menor noticia de él, por que el declarante es natural del departamento del Loire Inferior cuya capital de Nantes que cita a cien leguas de París al Sur, y dicho Maturier es según parece de Berdún (Verdún) que está a treinta leguas al Norte de paris: que se puede asegurar que en España no contrajo matrimonio por que no había licencia para ello. Que lo que deja dicho es lo que puede decir acerca de lo que se le ha preguntado, siendo la verdad por su juramento hecho en que se ratificó leida a que se fue esta su declaración, es verdad de treinta y seis años cumplidos y firmó con dicho señor de que doy fe.
(Firman: Licenciado Arbelos, Juan Ripoche, José Falcón Ayala, Notario público)Certifico haberme expresado el – Archivero, no haber encontrado el expediente que se cita, y hace memoria del auto de once del corriente lo que pongo por diligencia Canaria Enero veinte y uno de mil ochocientos veinte y tres años.(Firma: Falcón Ayala, Notario público)